Ministerio de Ciencia e Innovación

José Manuel Menchón: "debemos transmitir a la sociedad que la práctica clínica profesional está basada en conocimientos científicos"

viernes, 31 de mayo de 2019

El grupo del CIBERSAM que lidera José Manuel Menchón en el Hospital Universitario de Bellvitge /Fundación IDIBELL desarrolla varias líneas de investigación entre las que destacan el estudio del Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), la compulsividad que incluye adicciones comportamentales, la depresión y, de manera transversal, la neuroimagen. Asimismo, trabaja en el campo del trastorno bipolar, la esquizofrenia, y en terapias físicas específicas, particularmente la estimulación cerebral profunda y la terapia electroconvulsiva. En esta entrevista, el Dr. Menchón repasa la actividad de su grupo en estas áreas y sus proyectos de futuro. Y alude a los retos de futuro de la investigación y la práctica clínica en el área de la Salud Mental, poniendo el foco en la amenaza que suponen las pseudociencias: “Es importante transmitir a la sociedad el mensaje que la práctica clínica profesional está basada en conocimientos derivados de estudios científicos, en contraste con opiniones y terapias alternativas no fundamentadas”.

-Uno de sus principales campos de estudio pone el foco en los trastornos obsesivos compulsivos, ¿qué estudios desarrollan en este ámbito?

-Los principales objetivos de estudio son, por un lado, los mecanismos neurobiológicos subyacentes, principalmente los circuitos y estructuras implicadas en el TOC estudiados a través de la neuroimagen, los factores hormonales, y los factores genéticos. Por otro lado, desde la perspectiva clínica desarrollamos estudios en la respuesta a terapias específicas como la estimulación cerebral profunda, y las relaciones con otros trastornos que comparten componentes de compulsividad, como el trastorno por acumulación y adicciones comportamentales.

-¿Cuáles considera los resultados más relevantes del trabajo de investigación que ha venido desarrollando su grupo en este campo?

-Desde la perspectiva de la neuroimagen, tanto con técnicas estructurales como funcionales, hemos confirmado las alteraciones en la conectividad frontoestriatal, y la utilidad para predecir respuesta a terapia cognitivo conductual, en donde una conectividad frontoestriatal menor (en el TOC está incrementada) se asocia a una mejor respuesta. En aspectos de tratamiento, hemos publicado una guía de la terapia farmacológica del TOC con los grupos del CIBERSAM de Jerónimo Sáiz y Julio Bobes. Asimismo, desarrollamos estudios de estimulación cerebral profunda en este trastorno.

-Han investigado sobre el juego patológico, ¿qué resultados aporta su experiencia en este ámbito?

-Junto con la unidad de juego patológico y otras conductas adictivas que lidera Susana Jiménez-Murcia, así como también desde la perspectiva de la compulsividad, hemos realizado diversos estudios predominantemente clínicos orientados a identificar subtipos, factores de riesgo y predictores de respuesta y evolución. Un hallazgo relevante ha sido describir 5 patrones de evolución de estos pacientes, en el que un 64% evoluciona favorablemente al cabo de un año de tratamiento, mientras que un 4% presenta una evolución pobre. Por otra parte, en la actualidad se están analizando datos del uso de nuevas tecnologías en el tratamiento para la regulación de factores emocionales asociados a conductas de juego.

-En los últimos meses ha surgido una creciente alarma social en relación al juego patológico, sobre todo en menores, ¿hay datos científicos que permitan medir la magnitud real de este problema?

-Efectivamente, algunos datos son preocupantes: la edad media de inicio de la conducta de juego en España es de 19 años, un 37% de los jugadores patológicos se han iniciado en esta conducta antes de la edad legal y entre el 66-75% de los adolescentes entre 14 y 17 años afirman haber jugado alguna vez. En Europa se ha estimado que entre el 0,2% y el 5,6% de los adolescentes en esta franja de edad presentan un problema de juego, siendo la estimación en España de un 4,6%. Además, en los últimos años los problemas por el juego online, es decir no presencial, se han incrementado de forma extraordinaria dada su fácil accesibilidad.

-Trabajan también en un campo transversal en el área de las enfermedades mentales como es la neuroimagen, ¿en qué aspectos de este ámbito centran sus investigaciones y cuál es el balance de la actividad que han venido realizando?

-En nuestro grupo, el laboratorio de neuroimagen lo lidera Carles Soriano-Mas, experto en este campo. Nuestros estudios de neuroimagen han ido ampliándose del TOC a otros trastornos relacionados, como aquéllos del espectro compulsivo, ansiedad y trastornos del estado de ánimo. Nos ha permitido desarrollar modelos neurobiológicos de estos trastornos y, actualmente, el foco está centrado en la traslación clínica de estas técnicas de estudio.

-¿Cómo están avanzando estas técnicas y qué están aportando al avance del conocimiento en las enfermedades mentales?

-Una de las estrategias actuales es la combinación de las técnicas de neuroimagen con las tecnologías digitales de análisis de datos, como machine learning o deep learning. Es de esperar que estas nuevas aproximaciones permitan desarrollar modelos predictivos no sólo de ayuda diagnóstica sino de también de respuesta a tratamientos y su evolución.

-En el ámbito de la neuroimagen, forman parte de importantes consorcios internacionales como ENIGMA o OCD Brain Imaging Consortium, ¿qué papel desarrollan en estos consorcios?

-Pertenecemos al grupo de trabajo de TOC del consorcio ENIGMA desde su inicio, puesto que ya habíamos configurado un consorcio previo con los grupos de los dos investigadores que lo lideran, los profesores Odile van den Heuvel y Dan Stein. La participación es muy fructífera, pues se comparten y agregan los datos de neuroimagen de diversos grupos internacionales por lo que los hallazgos pueden tener mayor validez. No obstante, en mi opinión es relevante asegurar la fiabilidad y estandarización de los procedimientos clínicos y de neuroimagen de los grupos participantes, puesto que procedemos de muy diversas poblaciones. Actualmente, se está en proceso de incorporar los datos de genética para combinarlos con los datos de neuroimagen, una tarea muy compleja pero que puede ser de mucho interés.

-Tienen una línea de investigación en el ámbito de las terapias físicas, ¿qué balance hacen de la actividad en este campo?

-Las dos principales líneas de estudio de las terapias físicas son la terapia electroconvulsiva y la estimulación cerebral profunda. En el ámbito de la terapia electroconvulsiva, además de haber contribuido a recientes guías para su uso, estamos realizando estudios relacionados con las condiciones de aplicación y su eficacia, como la hiperventilación protocolizada, así como estudios de neuroimagen en donde hallamos un mayor incremento de sustancia gris en el sistema límbico de forma bilateral cuando la aplicación de los electrodos es bilateral. En estimulación cerebral profunda, hemos realizado estudios y ensayos clínicos orientados a la seguridad y la predicción de respuesta.

-¿Cuál es el balance de la actividad investigadora de su grupo en el área de los trastornos afectivos?

-La línea de trastornos afectivos incluye predominantemente depresión y trastorno bipolar. En el trastorno bipolar, además de colaborar con los grupos del programa del CIBER, actualmente está realizando un estudio de la influencia de la actividad física aeróbica como una intervención coadyudante en el tratamiento de estos pacientes. En el campo de la depresión unipolar, estudiamos el papel del eje del cortisol y su rol en las funciones cognitivas, la ansiedad y las similitudes en las alteracines subyacentes en el TOC, como características transdiagnósticas.

-Uno de sus proyectos estudia la depresión en las personas con enfermedad de Alzheimer, ¿en qué se concreta este trabajo?

-El estudio se enmarca en un Proyecto Integrado de Excelencia que fue concedido en 2015. Hay datos que sugieren que el locus coeruleus -un núcleo noradrenérgico en el tronco cerebral- puede presentar alteraciones estructurales, metabólicas y funcionales en estadíos muy precoces de las enfermedades neurodegenerativas. Nuestra parte del proyecto consiste en el estudio del locus coeruleus a través de neuroimagen y pruebas neuropsicológicas en pacientes con deterioro cognitivo leve y depresión mayor en adultos mayores con el objetivo de encontrar marcadores de estas alteraciones.

-Como Presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, ¿cuáles cree que son los principales retos para la ciencia en este campo y qué retos se marca al frente de esta sociedad científica?

-Uno de los principales retos es promover y difundir el conocimiento generado a través del método científico de los fenómenos psicológicos tanto en salud mental como en los trastornos mentales. Es paradójico que en la actualidad –una época en la que se supone que las decisiones más que nunca deberían estar basadas en el razonamiento y el conocimiento objetivo- todavía persistan y se difundan en ciertos entornos no profesionales opiniones distorsionadas e infundadas sobre las causas y tratamientos de los trastornos mentales que acaban influyendo de forma desfavorable en algunas de las personas que sufren estas enfermedades. Por ello, es importante transmitir a la sociedad el mensaje que la práctica clínica profesional está basada en conocimientos derivados de estudios científicos en contraste a opiniones y terapias alternativas no fundamentadas. El estudio científico, con todas sus limitaciones, de los trastornos mentales y los conocimientos que ha generado han supuesto grandes avances en la atención de las personas enfermas y es el método que nos permitirá continuar progresando.