La Organización Mundial de la Salud ha publicado - el 2 de marzo- un informe científico en el que muestra los hallazgos hasta ahora conocidos sobre las consecuencias que ha tenido la COVID-19 en la salud mental y en la disponibilidad y acceso a servicios de salud mental durante la pandemia. El informe ha sido realizado a través de una recopilación exhaustiva de la información recogida en revisiones sistemáticas y metanálisis publicados hasta ahora por la literatura científica.
Este informe ha sido desarrollado por un equipo de investigadores liderados por la profesora Marit Sijbrandij de la Universidad de Vrije de Ámsterdam, en el cual ha participado entre otros, el profesor Corrado Barbui (Universidad de Verona, Italia), la Dra. María Melchior del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica de Francia, y el profesor José Luis Ayuso Mateos y la Dra. María Cabello del departamento de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid e investigadores del CIBERSAM.
En el informe destaca, entre otros, que durante el primer año de la pandemia ha habido un aumento significativo de problemas de depresión y ansiedad. Así como que los servicios de salud mental han sido los más interrumpidos y afectados de todos los servicios de salud esenciales en la mayoría de estados miembros de la OMS analizados.
Unos de los principales resultados es que se confirma un aumento de problemas de salud mental durante la pandemia en la población general. Sin embargo, el informe subraya la necesidad de un mayor número de estudios con mejor calidad metodológica. Por otra parte, no se encontró evidencia del efecto de la pandemia sobre un aumento de mortalidad por suicidio, aunque los más jóvenes si parecen haber sido un colectivo especialmente de riesgo para las conductas suicidas.
Entre los principales factores que han influido para el aumento de problemas de salud mental se destacan la soledad, el miedo al contagio o a la muerte, el duelo por haber perdido un ser querido, y las preocupaciones económicas. En el caso concreto de los sanitarios, el agotamiento físico y mental ha sido también un especial factor de riesgo para pensamientos de suicidio.
La pandemia ha afectado especialmente a la salud mental de los jóvenes, los cuales tuvieron un mayor riesgo de suicidio y autolexiones. También las mujeres y las personas con problemas de salud física tales como el asma, el cáncer, o los trastornos cardiacos, han tenido mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud mental.
Las personas que previo a la pandemia ya experimentaban problemas de salud mental no han tenido mayor riesgo de contagio, pero si se contagiaron, han tenido mayor gravedad de la enfermedad, mayor número de hospitalizaciones, y mayor mortalidad en comparación con las personas sin problemas de salud mental. Dentro de este grupo, las personas con problemas de salud mental severos y los jóvenes han sido los grupos más afectados por esta morbimortalidad.
Al incremento de problemas de salud mental, se ha añadido además interrupciones y limitaciones de acceso en los servicios de salud mental, provocando grandes brechas de atención sanitaria para aquellos que más la necesitan.
Se han encontrado en algunos casos deficiencias en los servicios de urgencias psiquiátricas como, por ejemplo, en los servicios de prevención del suicidio.
La imposibilidad de una atención presencial ha llevado a muchas personas a buscar ayuda a distancia, lo que hace urgente la accesibilidad de instrumentos digitales efectivos y de uso fácil. Sin embargo, el desarrollo y puesta en marcha de intervenciones digitales continúa siendo un desafío en entornos y países de recursos limitados y en personas con bajas habilidades digitales.
Aunque existen intervenciones psicológicas que han sido eficaces para prevenir y combatir los problemas de salud mental relacionados con la pandemia, es necesario llevar a cabo más investigación sobre el tema, ya que los datos disponibles son aún limitados. Por el contrario, no existe de momento ninguna revisión publicada sobre intervenciones psicológicas que hayan sido especialmente diseñadas y/o adaptadas durante el contexto de la pandemia COVID-19 y su eficacia.
A modo de conclusión, el director general de la OMS el Dr. Adhanom Ghebreyesus ha afirmado que este informe “es una llamada de atención a todos los países para que pongan más atención a la salud mental y hagan mayores esfuerzos para garantizar el acceso a la salud mental en la población”.